Nada
en propiedad, todo prestado.
Estoy
empeñada hasta el cuello.
Tendré
que liquidar la deuda
Entregándome
a mí misma.
Ahí
está todo establecido:
devolver
el corazón,
devolver
el hígado,
y
cada uno de los dedos.
Es
tarde para cambiar las cláusulas del contrato.
Me
harán pagar la deuda
junto
con mi piel.
Ando
por un mundo repleto de deudores.
Sobre
unos pesa
el
embargo de las alas.
Otros,
quieran o no,
declararán
las hojas.
Cada
tejido nuestro
está
en el Debe,
Ni
una pestaña, ni una ramita
Podrá
ser conservada para siempre.
Hasta
el último detalle está inventariado,
y
todo parece indicar
que
hemos de quedarnos sin nada.
No
logro recordar
dónde,
cuándo y para qué
permití
que me abrieran
esta
cuenta.
La
protesta contra eso
es
lo que llamamos alma.
Y
es esto lo único
que
no está en el inventario.
Wislawa Szymborska
Polonia
Kórnik, 2 de julio de 1923
Cracovia, 1 de febrero de 2012
Premio Nobel, 1996
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