19 agosto 2017

Xelo Candel Vila: Amanece en Ammán

Amanece en Ammán.
La ciudad de las siete colinas escucha
el breve viento entre la piedra blanca
que inunda el paisaje,
el enjambre de cantos desolados
va y viene a través de los edificios
anunciando el agua oscura de la fe.
Los hombres parecen no existir
en esta madrugada que aún no es día,
en este día que desaparece
antes de que su danza invada
la voz oculta de los jardines.
Siguen dormidos los caminos,
la austeridad de sus sombras asoma
ante las casas. Soy sólo una extraña.
Mis pasos descienden por las escaleras
con el invierno cargado a la espalda
cuando caen todas las lunas
y las nubes rozan el rostro.
El deseo no es más que la ausencia,
el dolor por cuanto nos prometieron
o creímos que nos correspondía.
Mi única certeza ahora es tu recuerdo.
Pasan los días, pasarán años enteros
y nada alterará mi don sombrío,
mi torpe manera de amarte,
de contemplar tus manos con asombro,
de vigilarte en secreta oración.
Lentas son las luces que acompañan
ahora tu regreso, el tacto efímero,
la voz estéril, el espejo absurdo.
Cuánta piedad me abraza
de pronto en esta lejana ciudad.
Qué inesperada ternura me acoge
en esta hora impropia y fugitiva.

Xelo Candel Vila
España
Valencia, 1968

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