30 agosto 2017

Rabindranath Tagore, Pájaros perdidos, 14/23

14
El misterio de la vida es tan grande como la sombra en
la noche. La ilusión de la sabiduría es como la niebla del
amanecer.

15
No te dejes tu amor sobre el precipicio.

16
Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, para ver el
mundo. Y él, caminante, se detiene un punto, me saluda y
se va.

17
Menudos pensamientos míos, ¡con qué rumor de hojas
suspiráis vuestra alegría en mi imaginación!

18
Tú no ves lo que eres, sino su sombra.

19
¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbando
con sus gritos sus canciones! ¡Haz Tú que solo sepa yo
escuchar!

20
No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.

21
Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, amanece;
¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas recién nacidas?
Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces,
la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?

22
Sé que esta vida, aunque no madure el amor, no está perdida del todo.

23
¡No sea yo tan cobarde, Señor, que quiera tu misericordia en mi triunfo,

sino tu mano apretada en mi fracaso!
Rabindranath Tagore
India
Calcuta, 7 de mayo de 1861/
Calcuta, 7 de agosto de 1941
Premio Nobel de Literatura 1913

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