Me llamo Soledad
y estoy soltera,
quiero decir
que voy sola al
abogado, al médico
y consumo mi
vida
de ventanilla en
ventanilla,
en esa lenta
droga llamada burocracia.
Tengo dos hijos
a los que educo
para hombres,
en la medida que
una mujer
puede hacer
hombres.
Tengo veintiséis
años
y, a veces,
enfermo de ternura.
Estoy tan sola,
que alguna vez,
me paro ante el espejo
y me sonrío.
Otras veces,
para no enloquecer,
me coloco las
pestañas postizas,
los lunares,
me encajo la
sonrisa
y ensayo
el pequeño
suicidio del diálogo.
Todas las
madrugadas
recibo la visita
de un extraño
-siempre el
mismo-
al que caliento
la cama hace ocho años.
Solo por esto me
mantiene.
Elvira Daudet
España
Cuenca, 1938
Cuenca, 2 de junio de 2018
Cuenca, 2 de junio de 2018
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