17 noviembre 2018

Enrique Gracia Trinidad: Memorial de esta tarde


A Jacqueline y Alfredo Pérez Alencart

 Le deseo a la luz
que sepa lo que hace cuando deja a la sombra arrinconada en los toldos, prisionera en las cajas, desterrada        [en los sótanos.

 Le deseo al silencio
que recuerde su lúcido perfil al salir del tumulto de las calles, del mercado y la huelga y refugiarse en el beso    [y la caricia.

 Le deseo a la risa
que se estrelle contra los cartapacios y pantallas de aquellas oficinas que en las torres juegan a ser el       [músculo del miedo.

 Le deseo a la voz
que no devore el sueño, que sepa susurrar, ser confidente amable, ser bálsamo y remedio de la ira, recurso         [fiel ante la intolerancia.

 Le deseo al espejo
que no se ponga triste,
al esfuerzo que sea fuerte y justo,

al cansancio que tenga más de amor que de miseria,
al futuro que venga a caminar a nuestro lado y no amenace,

al pasado que olvide cuanto tuvo de hiriente o de tristeza,
al presente que ejerza de compañero bueno y tolerante.

Le deseo a la vida
que nos haga cosquillas y no escatime el tiempo de la felicidad. 
Enrique Gracia Trinidad
España
Madrid, 1950

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