Si alguna vez
sufres -y lo harás-
por alguien que te
amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le
perdones:
deforma su memoria el
rencoroso
y en amor el perdón es sólo
una palabra
que no se aviene nunca a un
sentimiento.
Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de
la adversidad mayor
está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no
apostando
sólo por el amor que te
entregaba
su esplendor inocente, sus
intocados mundos.
por alguien que te amó,
procura siempre
acusarte a ti mismo de su
olvido
porque fuiste cobarde o quizá
fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un
precio
que no puedes pagar
continuamente.
Y aprende dignidad en tu
derrota,
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su
hermosura.
España
25 de febrero de
1960/
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