30 agosto 2011

Poesía, Javier Villaurrutia

Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.
Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral.
Tu voz, hoz de eco
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos,
por mí largos segundos.
Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas.

Javier Villaurrutia
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2 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

Un poema intenso y muy bello, con sabor a nostalgia y soledad...
Besitos en el alma
Scarlet2807

Nómada planetario dijo...

Muchas veces no sabemos quien guía la mano que plasma mensajes en cualquier soporte.
Saludos y aprovecha las vacas.