23 marzo 2012

Rubén Dario: Voy a confiarte, amada

Voy a confiarte, amada,
uno de los secretos
que más me martirizan. Es el caso
que a las veces mi ceño
tiene en un punto mismo
de cólera y esplín los fruncimientos.
O callo como un mudo,
o charlo como un necio,
suplicando el discurso
de burlas, carcajadas y dicterios.
¿Que me miran? Agravio.
¿Me han hablado? Zahiero.
Medio loco de atar, medio sonámbulo,
con mi poco de cuerdo.
¡Cómo bailan en ronda y remolino,
por las cuatro paredes del cerebro
repicando a compás sus consonantes,
mil endiablados versos
que imitan, en sus cláusulas y ritmos,
las músicas macabras de los muertos!
¡Y cómo se atropellan,
para saltar a un tiempo,
las estrofas sombrías,
de vocablos sangrientos,
que me suele enseñar la musa pálida,
la triste musa de los días negros!
Yo soy así. ¡Qué se hace! ¡Boberías
de soñador neurótico y enfermo!
¿Quieres saber acaso
la causa del misterio?
Una estatua de carne
me envenenó la vida con sus besos.
Y tenía tus labios, lindos, rojos
y tenía tus ojos, grandes, bellos...
Rubén Dario
Nicaragua
Ciudad Darío, 18 de enero de 1867/

León, 6 de febrero de 1916

3 comentarios:

José Manuel dijo...

Fascinación por la mujer amada hasta la histeria. Gracias por compartir a tan gran poeta.

Besos

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Una estatua de carne.... waw.... interesante Rubén Darío...

Paz&Amor

Isaac

fgiucich dijo...

Que belleza, por Dios!!! Abrazos.