No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.
Luis Cernuda
España
España
Sevilla, 21 de septiembre de 1902
Ciudad de México, México, 5 de noviembre de 1963
4 comentarios:
Los sentimientos escapan muchas veces a las palabras, a no ser que sean los de un poeta. En ese caso quedan para siempre reflejados en el tiempo y el deseo se perpetúa como si no fuera algo efímero...
Uno de esos poemas que deja la piel deshabitada, buscando la piel amante.
Un abrazo, querida Trini.
Bravo Luis Cernuda, eras ùnico.
un fuerte saludo
fus
Un poeta extraordinario!!! Abrazos.
Un poeta extraordinario!!! Abrazos.
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