Me he quedado pensando
que de pronto una despedida
puede ser un comienzo.
Y he abierto mis manos
y he pensado besarte cuando ya estés dormido
inaugurar el campanario de los besos
dibujar un pañuelo
en la seda del aire
apalabrar la senda
de tus ojos cerrados
quebrantar ese sueño
que ahora habitas
en mitad de la noche
y decirte a los labios
adiós amor
hoy quiero despedirme
zozobrar para siempre en esta isla
reparar el amor.
4 comentarios:
A veces la mejor medicina para los vaivenes de la vída es empezar de nuevo.
Pensar en las despedida puede dar nuevas alas y quitar el lastre del olvido.
Trini, seguimos coincidiendo.
Besos
Qué hermosura de poema, por Dios...
Ya te he dicho en otros comentarios, cómo me estás hablando estos días, Trini, y por algo será...
Claro que los adioses pueden ser comienzos, y todas las despedidas un recomenzar, pero como no somos pura cabeza, es "el otro" el que reclama...pero hay que aprender alguna vez. Y las mujeres tenemos una especial capacidad de resiliencia (no es sólo de las mujeres,claro, pero nosotras tenemos una "especial" capacidad)...
BESOS MILES, TRINI QUERIDA.
(Y mi "profeta", por estos días!)
:)
Una despedida más que poética. Abrazos.
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