07 abril 2015

Mª Fernanda Trujillo León, Límites

Las nubes dejan a la ciudad suspendida
en el límite impreciso de los sueños.

Los motores de los coches rugen madrugadas perpetuas
al compás de luces de neón
que parpadean mentiras
en labios pintados de carmín.

Al despertar el alba, la noche, henchida de resaca,
vuelve a reclinar la cabeza en la almohada imprevista de las aceras
y se cubre con la sombra de las grandes construcciones
no sea que la despierten los transeúntes
curtidos de rutina y desencanto.


Mª Fernanda Trujillo León
España
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1 comentario:

Una mirada... dijo...

..."la noche, henchida de resaca,
vuelve a reclinar la cabeza en la almohada imprevista de las aceras".

Qué maravilla de personificación metafórica.

Abrazos, preciosa.
Cuidate y déjate cuidar.