En espacios sutiles de la hoja
descansa por las noches el rocío,
con un leve destello de congoja.
En tibias madrugadas del estío
dibujaré mi anhelo transparente
y al secarse la planta del desvío,
será mi sueño luna incandescente.
Expongo el corazón en carne viva
en la espuma del mar y de sus calmas,
escapando de fútiles consuelos
perenne el sinsabor de mi saliva
delirante es mecidos de las palmas
sobre el arco triunfal de cien pañuelos.
Enterraré los desvelos
en el caudal de mis venas
y en el dorado pensil de la vida,
donde cosecho la miel florecida
cuando sepulto mis penas.
María Bote
España
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