Mientras el sol
ardiente
quema impetuoso tu
rostro
que tratas de
proteger con tus manos.
Mientras la arena
quema tus pies
desnudos
que hunden sus
pasos
con la esperanza
de dejar huella
de una historia
infinita.
Mientras el
cántaro rebosante de agua
encorva tu espalda
pero no tu corazón,
deseoso de apagar
la sed
de los que amas.
Mientras tu
vientre
esconde, nutre y
protege
el enésimo fruto
de tu anhelo,
de un amor más
verdadero y humano...
Otros, extraños y
lejanos a ti,
a tu mundo y a tus
problemas,
que nunca te han
visto
ni saben quién
eres...
Otros hacen
programas
para dirigir tu
futuro
y deciden según
sus esquemas
cómo y cuándo
tendrás que ser Madre.
Otros, usurpando
tu derecho de palabra,
pensamiento y
opinión,
codifican según
sus intereses tu silencio,
pisotean tu
dignidad de mujer
e ignoran tu
privilegio
de Madre de la
Humanidad.
Entonces,
mientras el sol
ardiente
quema impetuoso tu
rostro,
una fuerza nueva
te nace dentro
y te empuja a
presurar el paso
para dar vida a tu
sueño milenario
de justicia y
liberación.
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