Mientras haya
ciudades, iglesias y mercados,
y traidores, y
leyes injustas, y banderas;
mientras los ríos
sigan vertiendo su basura
en el mar y los
vientos soplen en las montañas;
mientras caiga la
nieve y los pájaros vuelen,
y el sol salga y
se ponga, y los hombres se maten;
mientras alguien
regrese, derrotado, a su cuarto
y dibuje en el
aire la V de la victoria;
mientras vivan el
odio, la amistad y el asombro,
y se rompa la
tierra para que crezca el trigo;
mientras tú y yo
busquemos el medio de encontrarnos
y nuestro
encuentro sea poco más que silencio,
yo te estaré
queriendo, vida mía, en la sombra,
mientras mi pecho
aliente, mientras mi voz alcance
la estela de tu
fuga, mientras la despedida
de este amor se
prolongue por las calles del tiempo.
Luis Alberto de
Cuenca
España
Madrid 29 de
diciembre de 1950/
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