La canción de los días me seduce,
me aferro a la vorágine ajada de las horas
con perpetua inquietud.
Del columpio infantil y melancólico,
pervive en la memoria su vaivén.
Opaco, mi cristal
ensombrece la luz de la inocencia.
Erráticos suspiros en busca de los sueños;
candidez sin mesura…
María Bote
España
2 comentarios:
Querida María, es bueno escuchar esa canción de los días y sentir el columpio en el alma...Ello nos da fuerzas para sobrevolar la realidad y mantener el espíritu joven, amiga...
Mi felicitación y mi abrazo por tus buenos poemas.
M.Jesús
Dulcemente exquisito este poema.
Me impacta su cadencia.
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