Este claro silencio. Y este gozo.
Y este rumor de noche. Y esta pena.
Y esta destrozadísima cadena
que te desencadena el alborozo.
Y este muro infinito. Y este trozo
de soledad. y este montón de arena.
Y esta voz que te absuelve y te condena.
Y esta sed sin principio. Y este pozo.
Acércate al brocal, bebe sin miedo
y camina después hacia ese ruedo
sin barreras, sin toro y sin testigos.
Yo te bendigo, te bendigo. Anda.
Echa ya a andar, que la esperanza manda
y sangra la amapola entre los trigos.
Carlos Murciano
España
Arcos de la Frontera, Cádiz, 1931
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