En
las bocas del metro nadie espera
a
nadie. Solamente se ven manos,
extremidades
mutiladas. Bajo
la
tierra se oyen trenes y zozobras,
se
oyen detonaciones donde brilla
un
momento tu ausencia y mi infortunio.
Nada,
por lo demás, ha variado.
El
tiempo sigue siendo un puente oscuro,
metálico,
insalvable, o cierta música
que
a mis espaldas dura destejiéndose.
Y
tú, la anunciadora del otoño,
ya
no podrás perderte en esta niebla.
Desde
la torre un centinela aguarda,
traza
señales bien visibles, siente
el
perezoso ritmo de tus pasos
por
la senda de las indecisiones.
¿A
qué otro techo para refugiarte?
Yo
mismo, oh muerte, soy tu propia casa.
Carlos
Sahagún
España
Onil
4 junio de 1938/
Madrid
28 de agosto 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario