Si
por lo menos
no
hubieras dicho que me amabas,
si
sólo hubieras dibujado con tu mano cabal
la
mansedumbre de mi cuerpo,
si
me hubieras asaltado en silencio,
como
el agua,
si
hubieras venido a mí como un sonámbulo,
todo
pulso, y calor, y piel, y lengua.
Si
por lo menos
no
hubieras dicho que me amabas,
esta
noche
esta
noche tan amarga
me
sería más fácil caminarla.
Caminarla
sin ti que estás mordido
como
pan de vagabundo en la ventana,
caminarla
sin ti, que te has herido
como
pájaro de vientre prolongado.
Si
por lo menos
no
hubieras dicho que me amabas,
si
sólo hubieras llegado con tu hoy
simple
y rotundo como un cero
y
nada más, y nada de tu ayer y tu castigo,
y
tu culpa y tu viejo carro uncido.
Si
me hubieras penetrado sin palabras,
sólo
y único, en silencio, acorazado.
Si
me hubieras medido con tu carne
con
la boca afirmada a la moneda,
si
me hubieras logrado sin hablarme…
Si
por lo menos
no
hubieras dicho que me amabas,
si
sólo hubieras descendido oscuro
y
anónimo y feroz y enmudecido,
qué
fácil caminar por esta noche
de
ciudad dilatada en bocacalles.
Qué
fácil detenerse en las esquinas
y
en las manos que juegan a ser rosas
sobre
el límpido cristal de las vidrieras
¡Qué
fácil el otoño y el olvido!
Nira
Etchenique
Argentina
Buenos
Aires 1926/ 2005
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