Dulcineas nunca fueron princesas.
Heroínas nunca fueron rescatadas.
Damas nunca fueron entendidas
ni descubiertas
ni amadas.
Mi verso pasa por el umbral de tu rostro,
donde vuelvo a encontrar tu mancha en la que me pierdo,
de la que soy tu sierva y esclava
en la tierra malparida de mi ocaso.
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