Hijo
de la oración,
cada
mañana
dejo
el seno del cántico,
me
desnudo del himno que se eleva
a
la gloria de Dios
y
desde el polvo
me
atrevo a murmurar
tristes
palabras.
Escribir
es nacer,
dejar
la cristalina
morada
de inocencia
donde
ya no estoy.
Mi
verso tiene formas maternales,
es
nube sobre el mar
y
una gota de lluvia,
es
niño que en la arena se entretiene
con
las espumas y las caracolas.
Mi
Padre está en los cielos
y
yo me siento alegre,
nacido
de su Verbo,
España
Málaga,
29 de junio de 1905/
Burgos,
26 de julio de 1959
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