Para
Milciades Peralta
Con
pasos mesurados por la avenida fría
vagamos
taciturnos bajo la paz del cielo;
la
tarde otoñal sufre no sé qué nostalgía,
y
en una indefinible, brumosa lejanía
pasan
mujeres blancas con túnicas de duelo.
Como
una inverosímil violeta, en el ocaso
deshójase
la hora muriente. En la avenida
cada
hoja susurrante y enferma que al acaso
rueda
de la arboleda con un fru-fru de raso,
evoca
en nuestras almas alguna ilusión ida.
Su
corazón ya frío, y el mío, indiferente,
sueñan,
aletargados, con un distinto puerto,
pero
en la tarde hay una dulzura tan doliente,
tan
suave, que olvidamos nuestro vivir incierto,
y
en la desesperanza del día que se aleja
hablamos
en voz baja, que tiene algo de queja,
de
nuestro amor difunto, como de un niño muerto….
Albert Samain
Francia
Lillw,
3 d abril de 1958
Magny
–les-Hameaux, 18 de agosto de 1900
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