La
ciudad abre bien sus ventanas
para
no perder ningún sonido.
Una
canción pasa en bicicleta
y
regala a cada casa una nota.
Mi
hermano vive en un canal.
La
escalera de su casa bien asentada
fue
trazada por un encantador de serpientes,
formado
en las colonias:
cuando
se pisa con prudencia
se
oyen suspiros de forma de almendra.
Ocasionalmente
viaja un viejo barco
a
través del salón cuyo capitán
coloca
escritos en el pretil de la ventana,
tratados
de la Edad Media
sobre
esclarecimiento y magia,
pero
también historias de la vida
totalmente
normales.
Si
mi amigo mira desde la ventana
se
duplica la ciudad. En el crepúsculo
salen
clásicos de los estantes y comienzan a trabajar,
un
perro les sirve queso y vino.
Y
de noche el ángel barre con cuidado
el
camino entre el agua y la puerta de la casa,
como
si tuviera que limpiar uno
de
los cuatro ríos al paraíso.
Michael
Krüger
Alemania
Wittgendorf,
9 de diciembre de 1943
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