Yo
no quiero que sufras
lo
que yo sufro.
Yo
quiero que sufras
más.
Yo
te quiero más roto
que
yo.
Más
desguazado
que
yo.
Yo
quiero que el dolor
te
destroce el esternón.
Que
tengas que luchar
a
todas horas
por
sobrevivir sin ganas.
Que
no soportes
ser
el hombre más miserable
del
mundo
por
quererme a tu lado.
Yo
ya lo sufro.
No
quiero que me odies.
Odiando
se hace más fácil
la
ausencia.
Yo
quiero que sufras
lo
que yo sufro.
Yo
quiero que te asfixies con tu llanto,
que
no encuentres paz
en
ningún sitio.
Que
no soportes el peso
de
tu cuerpo
sin
mis dedos.
Yo
quiero que el miedo
no
te deje dormir,
como
un dolor insomne.
Yo
ya lo sufro.
Yo
quiero que sufras
lo
que yo sufro.
Yo
quiero que vengas,
rogando
en silencio,
muerto
de miedo, inseguro,
que
vuelva contigo.
Que
sin mí, tus días
son
estertores.
Como
mi pésame diario.
Dime
que sufres lo que yo sufro.
Y
dímelo llorando.
Eva
Vaz
España
Huelva,
1972
1 comentario:
Bueno, es una muy muy rara forma de amor.
Publicar un comentario