Si he de vivir
sin ti, que sea duro y cruento,
la sopa fría,
los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia
se alce la rama
seca de la tos, ladrándome
tu nombre
deformado, las vocales de espuma, y en los dedos
se me peguen las
sábanas, y nada me dé paz.
No aprenderé por
eso a quererte mejor,
pero desalojado
de la felicidad
sabré cuánta me
dabas con solamente a veces estar cerca.
Esto creo
entenderlo, pero me engaño:
hará falta la
escarcha del dintel
para que el
guarecido en el portal comprenda
la luz del comedor,
los manteles de leche, y el aroma
del pan que pasa
su morena mano por la hendija.
Tan lejos ya de
ti
como un ojo del
otro,
de esta asumida
adversidad
nacerá la mirada
que por fin te merezca.
Julio Cortázar
Argentina
Ixelles, Bélgica, 26 de agosto de 1914
París,
Francia,12 de febrero de 1984
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