Sólo
existen tus manos,
la
hebra que trae, a cadencia,
el
murmullo de un dialecto lejano.
Más
allá del mar.
Al
pie la mecedora
con
la muñeca de ojos fijos
viajo
conmigo en tu ovillo.
Yo
que soy una flor
en
tus laderos de esmeralda
entiendo,
mirándote,
el
lenguaje de la bruma.
Beatriz
Vallejos
Argentina
Santa
Fe, 1922
Rosario,
2007
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