A
menudo un poeta se acusa y se calumnia,
exagera,
por amor, su propio desamor,
exagera,
para castigarse, su propia ingenuidad,
es
puritano y tierno, duro y alejandrino.
Es
incluso demasiado agudo en los análisis de los signos
de
las herencias, de las supervivencias:
tiene
también un pudor excesivo en concederles
algo
a la razón y a la esperanza.
Pues
bien, ¡ay de él! ¡No hay un instante
de
vacilación: basta con mencionarlo!
Italia
Quartiere
Santo Stefano, 5 de marzo de 1922
Ostia, 2 de noviembre de 1975
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