26 marzo 2018

Laura Wittner, Por qué no tiene que llover los domingos por la noche


Truena y mis hijos están en su otra casa.
Primero un trueno lejos,
después uno más cerca,
un trueno finalmente atronador
que retumba en cada cuarto vacío
y en este único cuarto iluminado
donde trabajo a medianoche.
Truena y no tengo a quién calmar
lo que por un segundo se parece
a no tener quien me calme. Pero no.
Una madre se recompone pronto
                  aunque los hijos estén en su otra casa.                      
Laura Wittner
Argentina
 Buenos Aires, diciembre de 1967

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