29 mayo 2018

Eduardo Carranza, El desdichado


No tenemos sino este planeta
hermoso y triste.
No tenemos sino esta única vida
hermosa y triste.
No tenemos sino este corazón
que recorre un fantasma a veces transparente,
otras veces siniestro. Y esta punzada de la música.
Y este sorbo de vino soñador.
No tenemos sino este pan terrestre,
infernal o celeste de amar y de esperar
o morir…
Yo no tenía sino una campana
que llama y llama ahora para nadie
y la llave que abría aquella hermosa puerta
que ya no existe.
No tenemos sino eso: es decir nada.
Mejor dicho: no tengo nada. Y punto.
Si tocas las palabras anteriores
te quedará la mano ensangrentada.
Eduardo Carranza
Colombia
Villavicencio, 23 de julio de 1913
Bogotá, 13 de febrero de 1985

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