que todo aquello que toco
ya lo he tocado;
que soy prisionero de un
interés indecente;
que cada convalecencia es
una recaída;
que las aguas están
estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo
forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que
reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía
reconocer quién soy;
que he perdido hasta la
antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar
por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de
aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado
a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que
tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme
porque el barro es materia pobre
y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si
no ofrece esperanza.
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