En la albahaca de las edades
un siglo entero cabe en cada hoja remota
Un viento misterioso
mueve la planta interminable
En esa depravada dimensión del olvido
el tallo hoy inmortal de nuestra era es sólo
un suposición extenuada;
tú y yo, menos que un gesto polvoriento de adiós;
y este violento abrazo , un espejo vacío
en esa impavidez sideral de la albahaca
Oh Loba, en esta hora en que asistimos
al sepelio de los mitos del mundo,
y el frío Tiempo nos macera los ojos,
y el ruido de la puerta al cerrarse
nos araña en nuestros biznietos impasibles,
bésame, Loba, alza tus montes,
arde conmigo, espanta los viejísimos astros
Fuera de tu alta carne no es posible
gloria, consuelo ni misericordia
España
Mérida, 4 de febrero de 1937
Madrid, 30 de
enero de 2014
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