Un día golpearán
en cada casa,
quien vive ya es
culpable de tener
su vida a solas.
Cuando baja oscura
la noche, uno se
queda tras los vidrios
aguardando que
llegue el vasto absurdo
de la quietud.
Está en las mismas cosas
de siempre,
siempre en su lugar, la nueva
mirada pétrea:
la desierta esquina
pone a salvo al
que huye o bien lo embate
de cara al
pelotón. Parece un vano
delirio este
creer aún en las cosas.
Alfonso Gatto
Italia
Salerno, 17 de
julio de 1909
Orbetello, 8 de
marzo de 1976
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