Amada mía, amada
en tiempos del primer arco iris
o allá en la
creación junto a las primeras alas.
Desde la sangre
de mi madre hacia ti vuelvo mi rostro.
Las abejas de
mis almendros vuelan en torno de tus ojos.
Mi corazón,
saeta gastada de noche en el cielo
atraviesa la
paloma del día para borrarse en tu voz.
Alargas en tus
ojos los hondos paralelos
mientras la
mañana se eleva de tus brazos.
Te llevaré en la
ola de mis venas
así como el
cielo lleva su largo temblor de pájaros.
La tierra gira,
mi amiga, en un rincón de tus ojos.
El viento
distancia estrellas detrás de tu cabellera.
Ángel Cruchaga
Chile
Santiago de
Chile, 3 de marzo de 1893
5 de septiembre de 1964
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