Y esa garza como
una diosa extraviada
¿qué
hace?
Sara Gallardo
Una garza nos
visita
muy temprano,
bajó lenta y
cerró las alas
con soberbia
magnificencia;
cada paso en
tierra,
tan distinto a su
vuelo,
le fuerza el
andar
le curva el
cuello
Prudente, sin
embargo,
sobre la orilla
espera,
mientras el río
calma de ondas,
su reflejo;
picotea algo,
quizá una
mojarrita
que escapa,
parpadea
la superficie, no
es fácil
una presa en el
agua
En diálogo cauto
con el paisaje,
la garza; un ojo
de naturalista
experimental
en procura de
alimento
y, aún sin
conseguirlo,
una soltura
autóctona
que levanta vuelo
y atraviesa
la vegetación de
lado a lado
Constancia y
desapego
necesario para
partir,
dejar lo inútil
reubicar desde el
aire otra orilla,
otro tumulto
sobre el monte
En exceso,
conozco
la constancia
pero, con la
garza, observo
el desapego, ese
salir prudente
de la escena,
como un arte
que no he sabido
incorporar
Es el fin del
verano
el río se aquieta,
pliego detalles
como hojas
interiores
en la maraña de
bambúes
Alicia Genovese
Argentina
Lomas de Zamora,
1953
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