Tengo desde hace
varios días
una canción de
Navidad
metida en la
cabeza
como una
cascada.
Es algo raro
que me circula
adentro
en los oídos y
las sienes
me habla de la
alegría de compartir
o de la pena de
marcharse.
Hago viajes
cortos entre el pueblo y la ciudad
o entre la
ciudad y la noche
y mientras voy
en la carretera
la melodía sigue
ahí
Merry Christmas
Merry Christmas
con coros y
trompetas
voces dulces
atraviesan mi alma
y la cuartean
para cicatrizarla
absorben la
sangre del espíritu
a una especie de
cielo
al agujero pleno
de diciembre
que se aleja y
acerca como un fantasma
al final y al
comienzo de esa cosa trémula
que se llaman
los años.
Gabriel Jiménez
Emám
Venezuela
Caracas, 21 de
junio de 1950
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