Llueve.
Mi madre llora
su no poder ser hija.
Yo lloro
mi no poder ser madre.
Con mi ser hija
ando a los golpes hace
tiempo.
“Ustedes mujeres no están
nunca
contentas y están así
enormemente
llenas de agua”.
Las mujeres en esta
habitación
son bellas
tal vez no están nunca
contentas,
a veces lloran pero
saben consolar.
Tomo a mi madre en brazos
aunque no es todavía vieja
aunque no es este mi turno
de ser madre de madre.
Pequeña pequeña madre mía
esta noche querría acunar
tu llanto.
Mi madre sonríe agua
dentro de sus ojos.
Llueve.
No hay nada más potente
que el agua, ¿sabes?
Ni fuego, ni viento, ni
terremoto.
Y en un tiempo, se sabe,
la vida empezó a agitarse
en el agua.
Llueve y esta habitación
está llena de agua:
yo soy aquel pequeño feto
nena
nadaré todo el invierno
naceré en primavera
primero saldrá agua
después yo.
No se preocupen cuando
llore.
Llorar sirve para
respirar.
Alessandra Racca
Italia
Turín, 1979
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