Yo amo el alba descalza que a tomillo trasciende,
los collados violeta que un pálido sol dora,
la abierta celosía que aspira y avizora
esa fresca fragancia que del jardín asciende:
la plaza de la aldea en dominguero gozo
y la rosada vaca al borde del remanso;
la novia de los dientes de perlas y el descanso
de un mirar inocente o de un florido allozo.
Más gusto, sin embargo, de algún alma abatida
en la sombra, del bosque y de su húmedo aroma,
del tintinear bucólico por la selva perdida,
del claro de la luna que entre encajes asoma,
de una pupila triste y de una mano leve
que se abate; y prefiero sobre toda medida
esa voz que quisiera llorar y no se atreve...
Albert Samain
Francia
Lille, 3 d abril de 1958
Magny –les-Hameaux, 18 de agosto de 1900
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