Es sólo que el tiempo
avanza,
como avanzan los trenes
en los raíles vacíos,
pero avanza también en
quien no conozco,
en quien conozco y no
distingo,
en quien distingo y no
recuerdo,
en quien recuerdo y no
conozco.
Es sólo que este tiempo
que no es mío
crece a pasos agigantados
sobre las canciones,
bajo las carreteras
asfaltadas,
entre las palabras
extranjeras,
dentro también de todo
aquello
que no alcanzo a
comprender.
Es sólo eso, mi vida,
este tiempo incansable,
y tus huellas que lo
siguen,
y mis pies quietos,
estáticos, incapaces,
deseando deteneros.
Elvira Sastre
España
Segovia, 1992
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