14 junio 2011

Jorge Luis Borges, Afterglow

Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.

Jorge Luis Borges
Argentina
Buenos Aires 24 de agosto de 1899/ Ginebra 14 de junio de 1986
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1 comentario:

Maritza dijo...

AY,por Dios!" Mirando el ocaso yo he sentido tantas veces ese "unánime miedo a las sombras"!!

(Me sentí absolutamente leída,y no es pretensión, que si somos capaces de absorver esos detalles, somos capaces de sentir "todo" y no es poca cosa cuando esos todos incluyen tristezas varias).
Disculpa por la transparencia!
;)

ABRAZOS GRANDES.
Grande Borges!