Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.
Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios volubles
de la noche.
Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio.
Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.
Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.
A batallas de amor campo de plumas.
España
Jerez
de la Frontera, 11 de noviembre de 1926
3 comentarios:
Hermosos versos y significativos.
El amor y las sábanas envuelven este bello poema. Abrazos.
...de entre las piedras, una en la que me sentaba al descansar esta mañana el silencio era cáliz con todo:
y el aire
cocido
por el humo
casi niebla
casi otro
que no eras
tú que faltas
y oroagua
...y ni siquiera
distingo a ver
tú cara...
estos versos para tí , Trini
desde mis horas rotas , y
muy agradecido por tu saludo.
un abrazo :
j.r.s.
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