Cruzo un desierto y su secreta
desolación sin nombre.
El corazón
tiene la sequedad de la piedra
y los estallidos nocturnos
de su materia o de su nada.
Hay una luz remota, sin embargo,
y sé que no estoy solo;
aunque después de tanto y tanto no haya
ni un solo pensamiento
capaz contra la muerte,
no estoy solo.
Toco esta mano al fin que comparte mi vida
y en ella me confirmo
y tiento cuanto amo,
lo levanto hacia el cielo
y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.
Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.
José Ángel Valente
España
Orense, 25 de
abril de 1929
Ginebra, Suiza,18 de julio de 2000
2 comentarios:
El amor es siempre una buena compañía, aunque sean cenizas dispersas en el recuerdo. Abrazos.
El amor puede ser el ave Fenix, que resurgió de sus cenizas. De el amor se puede esperar cualquier cosa.
Besos
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