Recuerdo aquel cristal de tiempo plano y frío.
Aquel amor primero.
Recuerdo su mullida voz blanquísima,
y aquellas dos columnas esbeltas de sus piernas.
Recuerdo su mirar de flores de azabache
y aquellas mariposas que, en su pecho colérico
de arena, se estrellaban.
Recuerdo la espiral violenta de su boca,
las fresas de sus besos,
y recuerdo que un día se perdió bajo tierra.
Y yo me volví loco, y se llenó mi cama
de nervios y de ardillas.
Pedro Gandía
4 comentarios:
Recuerdos muy lúcidos con unas metáforas muy acertadas...Los primeros amores se graban en la piel del alma y perduran siempre,amiga.
Gracias por traernos a Pedro Gandía.
Mi abrazo siempre, poeta y amiga.
M.Jesús
Qué hermosura...
La voz blanca del primer amor...
Mariposas estrellándose en el pecho...
La espiral de los besos...
La cama llena de ardillas...
Fascinante,amiga.
GRANDE, Pedro Gandía...
Besos,Trini hermosa.
Me encanta este poema, bellísimo!
Es bellísimo amiga. Un beso.
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