Hachas
después de cuyo golpe la madera resuena,
crea ecos
ecos que se desplazan
desde el centro, lo mismo que si fuesen caballos.
Su savia
mana como las lágrimas, como el
agua que intenta
recomponer su espejo
sobre la roca
que gotea y da vueltas,
cráneo blanco,
carcomido por el musgo.
Años después
las vuelvo a encontrar en mi camino
palabras secas y sin jinete,
el ruido infatigable de los cascos.
Mientras,
al fondo del estanque hay estrellas inmóviles
que rigen una vida.
Estados Unidos
Jamaica
Plain, Boston, Massachusetts, 27 de octubre de 1932
Londres,
11 de febrero de 1963
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