Pasan las aguas
por el cauce
y no terminan de
pasar;
mas si de un agua
no bebimos
nunca aquel agua
tornará.
Y mientras corre
el tiempo y llega
la hora feliz que
imaginamos,
se va la vida,
huyendo siempre,
cual se va el agua
entre las manos...
Gocemos hasta
marchitarlas
todas las flores
del camino,
ya que el dolor
jamás perdona
ni un paso de
nuestro destino.
Gocemos la vida,
gocemos...
¿Quién del mañana
gozará?
Gocemos hasta
embriagarnos
con una absurda
saciedad.
Y aunque de luz se
abrase el alma,
presto vayamos a
la luz...
¡No hay más que al
fin de los caminos,
sobre una lápida,
la cruz!
Rafael Laffón
España
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