Eses como culebras
serpentean
indelebles
sobre el papel
mojado.
Llueve.
En el banco de
afuera,
la afonía de un
pájaro
que no quiere
volar.
Eses cada vez más
grandes
silban rápidas una
canción de otoño.
El jilguero, ahora
a lo lejos,
se adueña de mis
retinas,
y se pierde, y me
pierdo...
España
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