Atada la memoria a una cadencia
va resbalando en número y medida,
del tal manera a la costumbre asida
que está sonando en medio de la ausencia.
Así la acumulada persistencia
de aquel incendio brilla por mi herida,
y está su sombra al cuerpo de mi vida
atada como roja transparencia.
Ni el soplo corrosivo del destino
ni la salda lluvia de mi llanto
ni el ánima de tierra del camino
pueden contra ese fuego de mi nada,
porque destino y tierra y tiempo y llanto
no hacen sino avivar su llamarada."
1 comentario:
Un gran soneto.
Felicidades al autor
y parta tí un gran abrazo Trini.
Publicar un comentario