En el
recuerdo de Alfonsina Storni
Aunque las gaviotas
no apaciguaron sus gritos,
ni las olas detuvieron su inagotable
vaivén,
su cuerpo insensato
flotó y flotó, olvidado,
junto a las rocas
de la asustada orilla del mar.
Y así,
Alfonsina, gloriosa,
transformada en viva poesía,
Se mecía ahora,
lírica y triunfante,
en brazos de los ángeles.
Rogelio Abad
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