Otra maldita tarde
de domingo, una de
esas
tardes que algún día
escogeré
para colgarme
del último clavo
ardiendo
de mi angustia.
En la calle
familias con niños,
padres y madres
sonrosadamente
satisfechos
de su recién cumplido
deber electoral;
gente encorvada sobre
radios
que escupen datos,
porcentajes
en los bancos.
Corderos de camino al
matadero
dándole a escoger el
arma
al matarife.
Roger Wolfe
España
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