Supe de la neblina
y salí al mundo.
El miedo era un
planeta extraño
verte venir desde
la acera opuesta
toda tu luz
burlando el mediodía.
Yo que apuré el
asfalto
todo el viento del
mundo reteniéndome.
De qué sirve el
amor
qué extraña
esencia nutre su llegada
para que se
convierta en una espera
en una melodía.
Calle para mis
pasos
y el mar que
desemboca a la vuelta de tus ojos
como el deseo de
ser mar
encrucijada.
Qué luz viene de
ti que me enceguece.
No puedo darte la
felicidad sino su anverso.
Voy a decir amor
trazo de sombra y no te marches.
El miedo es un
planeta absurdo y cierto.
Cuba
Santiago
de Cuba, 23 de enero, 1964
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