Abandone las
sombras,
las espesas
paredes,
los ruidos
familiares,
la amistad de los
libros,
el tabaco, las
plumas,
los secos
cielorrasos;
para salir
volando,
desesperadamente.
Abajo: en la
penumbra,
las amargas
cornisas,
las calles
desoladas,
los faroles
sonámbulos,
las muertas
chimeneas,
los rumores
cansados;
pero seguí
volando,
desesperadamente.
Ya todo era
silencio,
simuladas
catástrofes,
grandes charcos de
sombra,
aguaceros,
relámpagos,
vagabundos islotes
de inestables
riberas;
pero seguí
volando,
desesperadamente..
Un resplandor
desnudo,
una luz calcinante
se interpuso en mi
ruta,
me fascino de
muerte,
pero logre
evadirme
de su letal
influjo,
para seguir
volando,
desesperadamente.
Todavía el destino
de mundos
fenecidos,
desoriento mi
vuelo
-de sideral
constancia-
con sus vanas
parábolas
y sus aureolas
falsas;
pero seguí
volando,
desesperadamente.
Me oprimía lo
fluido,
la limpidez
maciza,
el vacío
escarchado,
la inaudible
distancia,
la oquedad
insonora,
el reposo
asfixiante;
pero seguía
volando,
desesperadamente.
Ya no existía
nada,
la nada estaba
ausente;
ni oscuridad, ni
lumbre,
-ni unas manos
celestes-
ni vida, ni
destino,
ni misterio, ni
muerte;
pero seguía
volando,
desesperadamente.
Argentina
Buenos Aires 17 de agosto de 1891/ 24 de enero de 1967
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