Abro la boca para
encontrar la lista de sueños que
hemos
dejado a punto de saltar del tintero. Cierro
los
ojos para soñar tus manos
desde
entonces
desde
que yo soñaba tus manos
esperándolas
al anochecer
entre
las palmeras y los vidrios rotos
acunados
a la par del corazón.
Hace
frío
tiemblan
las pestañas tu invierno
saltan
las madreperlas en vez de los sueños
vuelven
sobre el calendario que cuelga detrás de la puerta
escribo
yo este poema
pensando
en acomodar nuevamente sobre el pecho
un
sitio para la esperanza.
Rosario Murillo
Nicaragua
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